Líderes ambientales

La inmortal
voz de María
del Carmen

Textos: Mauricio Ochoa

El asesinato de esta defensora del medioambiente, que alzó su voz contra las empresas petroleras que se multiplican en Arauca, todavía no está esclarecido y su familia sigue exigiendo una respuesta de la justicia.

Once segundos. Ese es el tiempo que dura el video en el que María del Carmen Moreno Páez fue vista con vida por última vez. Once segundos que ni su familia ni nadie de su comunidad quiere recordar. Once segundos eternos que resumen la crudeza un conflicto armado que sin distingo ha cegado el andar de más de 480 líderes, entre sociales y ambientales, desde el 1 de enero de 2016 hasta la fecha en Colombia, según la Defensoría del Pueblo.

Un trapo blanco cubría sus ojos y una cachucha azul, su cabeza. En medio de un cultivo de caña esta mujer suplicaba a sus allegados que pagaran los 1.000 millones de pesos que sus secuestradores estaban solicitando por su libertad. “Me tienen aquí amarrada; ellos necesitan ese dinero, solo hay 24 horas y si no me dan de baja”, decía.

La Alcaldía de Arauquita ofreció, en su momento, una recompensa de hasta 20 millones de pesos para quienes brindaran información que permitiera dar con el paradero de esta defensora del territorio, el medioambiente y los derechos humanos.

Seis días después de su rapto, perpetrado el sábado 27 de abril de 2018 cuando se dirigía a trabajar en su finca ubicada en la vereda Caño Rico del municipio de Arauquita, en Arauca, su cadáver de fue encontrado enterrado y en un avanzado estado de descomposición en un predio cercano al sitio donde fue secuestrada.

Sus dos posibles captores, que desde el comienzo se identificaron como integrantes de las Autodefensas Unidas de Colombia, horas después del hallazgo del cuerpo el 2 de mayo, aparecieron en otro video que circuló por redes sociales, en el que se atribuían la responsabilidad el homicidio de esta madre cabeza de familia de cinco hijos.

Un candado en sus cuellos unía las cadenas con las que fueron amarrados, al parecer, por un grupo disidente del Frente Primero de las Farc, que hace presencia en esa zona. Un día después, los cuerpos sin vida de estas dos personas fueron encontrados en inmediaciones del centro poblado de El Troncal, en Arauca, con un cartel que decía:“Estos son los autores del secuestro y asesinato de la señora María. Hacemos justicia Farc-Ep”.

El coronel Geovany Buitrago, quien hasta el momento de los hechos se desempeñaba como comandante de la Policía en el departamento de Arauca, dijo que los cuerpos de los sujetos, cuyas edades oscilaban entre los 25 y 35 años, coincidían con las características de los que aparecían en la grabación.

El alto oficial dijo que se debía esclarecer si realmente algún integrante de este grupo armado tenía relación con este hecho. “Hay que verificar la veracidad de esa información. Establecer si el letrero corresponde a integrantes de las Farc, si pudo haber sido otro grupo criminal o si es delincuencia común que se está haciendo pasar por ese grupo”, apuntó en ese entonces el comandante.

La cifra es aún más grave si se tiene en cuenta que es el mismo número de asesinatos aparentemente cometidos por actores privados (sicarios, organizaciones criminales o terratenientes) y que en la mayoría de los casos no hay investigaciones ni indicios claros de quién fue el responsable.

En esa región del país, además de las disidencias, hacen presencia el ELN y bandas delincuenciales que buscan apoderarse de los terrenos que dejó las Farc para cultivar coca. Ladys Helena Gélvez Orozco, quien en ese instante fungía como personera de Arauquita, afirmó en esa época, que las autoridades judiciales habían determinado que el grupo paramilitar que se atribuyó el secuestro no hacía presencia en Arauca y que los sujetos que cometieron el delito pertenecían a la delincuencia común.

“Es muy extraño que hubiese sido netamente delincuencia común porque la indicación de la investigación decía que la señora Moreno fue asesinada horas después de haberla secuestrado. Entonces eso le puede señalar a uno de que no se trataría de un secuestro extorsivo, sino que tiene que ver con su liderazgo social en la región”, afirmó la funcionaria, quien manifestó que en contra de Moreno Páez no habían sido denunciadas amenazas.

Las autoridades judiciales aseguraron, además, que en este, como en otros casos, el asesinato de María del Carmen no tenía nada que ver con la labor que desempeñaba como líder ambiental.

Wbeimar Cetina, quien en ese momento ejercía como presidente de la Federación de Juntas de Acción Comunal de Arauca, puso en tela de juicio ese argumento al considerar que su secuestro y posterior asesinato pudo haberse tratado de una represalia política. “Hemos venido denunciando el ecocidio que están generando las compañías de petróleo en Arauca, y estamos trabajando el tema de una consulta popular en contra de la explotación petrolera. También hemos denunciado la corrupción en el transporte y en la alimentación escolar, en el tema de salud, de las EPS, y venimos desarrollando actividades en los cascos urbanos por la situación de descomposición social en consumo de alucinógenos, ollas, sitios de prostitución. Todo esto incomoda a algunas personas”, expresó en su momento Cetina en una entrevista al portal web ¡Pacifista!.

Jaime Gutiérrez, expresidente de la Confederación de Juntas de Acción Comunal, también sostuvo que el homicidio de Moreno pudo haberse tratado de un asesinato político. Según el líder social, Milton Tabera, el esposo de María del Carmen, era un dirigente comunista muy reconocido en la zona y por eso no cualquier grupo armado la secuestraría.

María del Carmen Moreno Páez ya había sido objeto de presiones por parte del propio Estado. En 2011 esta defensora medioambiental fue señalada de forma errónea de ser comandante de las Farc, bajo el alias de ‘La Boruga’.

Según la Policía Nacional, ella era cabecilla de la Columna Móvil Teófilo Forero y se encargaba de coordinar las extorsiones en San Vicente del Caguán.

Adicionalmente, se creía que era la mano derecha de Hernán Darío Velásquez Saldarriaga, alias ‘El Paisa’, razón por la cual el gobierno del entonces presidente Juan Manuel Santos, ofreció una recompensa de 600 millones de pesos por información que permitiera dar con su detención.

Años más tarde se confirmó que su hermana Lucila Moreno Páez, usaba el nombre de pila de María del Carmen cuando militaba en las Farc.

Pese a que todavía no se ha comprobado si el homicidio de esta líder guarda o no alguna relación con su labor como defensora ambiental, lo cierto es que en Colombia muchos casos fueron cerrados, pese al manto de duda que los envolvía. Las autoridades los han atribuído a conflictos personales y hasta a crímenes pasionales. El tiempo se encargado de acallarlos, pero sus recuerdos siguen vivos, cada minuto, cada segundo.