DEFENSORES AMBIENTALES: ENTRE LA PRESIÓN Y EL SILENCIO

Defensores
ambientales:
entre la presión
y el silencio

Uno de los informes sobre líderes ambientales más serios y respetados del mundo entero es el de Global Witness, una organización que desde hace siete años se ha empeñado en mostrar que el asesinato de los defensores es una realidad que golpea a un buen número de países. Este año la cifra de víctimas mortales llegó a 164 casos y confirmó una dolorosa constante: Latinoamérica es una de las regiones más peligrosas para alzar la voz a favor del medioambiente.

Este panorama no es ajeno a Colombia, que este año ocupó el segundo lugar dentro de los países con más asesinatos registrados en el informe: 24. Un número que sumado a los conteos de 2016 (37) y 2017 (24) da un total de 85 víctimas, en menos de tres años. Si esa cifra se analiza a la luz de los más de 480 asesinatos de líderes sociales en el país después de la firma de los Acuerdos de Paz (reportados por la Defensoría del Pueblo), podría decirse que cerca del 20 % de esos crímenes corresponde a un ataque contra los defensores de la tierra y el medioambiente.

Aunque la cifra bajó tanto en Colombia como a nivel mundial, entre 2017 y 2018, Global Witness llama la atención sobre las limitaciones de su metodología, pues si bien hace un ejercicio detallado y riguroso, en muchos casos la información sobre este tipo de asesinatos no es fácil de conseguir o es difícil de verificar. De igual manera, los idiomas más utilizados para acceder a la información fueron inglés, portugués y español, lo que también redujo el alcance de los hallazgos. Según el propio estudio, podría pensarse que el número total de asesinatos representa solo un estimado de esta cruda realidad.

SEMANA SOSTENIBLE analiza los principales resultados del informe y hace una lectura sobre las historias, personajes y razones detrás de estos asesinatos tanto en Colombia como en el mundo. Además, hace un llamado para que se garantice la vida de estos defensores y así puedan continuar con su labor sin el constante temor a que su voz sea silenciada, mucho más ahora cuando varios observadores han alertado sobre el incremento de la violencia en 2019.

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